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4.

- "Ah... hola.... Si, Jaejoong, he escuchado de ti, es un gusto conocerte también, me llamo Brenda, pero, puedes llamarme Min-ah..."

 

- "Entiendo. Entonces tu eres..."

 

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- "¡¡Hyung-ah!! ¿No es hermosa? Ella es Min-ah."

​

Era un tanto incómodo estar al otro lado del teléfono. No era exactamente cómo me imaginaba que algún día tuviera la oportunidad de conocer a Jaejoong. Pero Jun se veía más tierno que nunca con algunas copas sobre él. Del otro lado de la pantalla podía ver como Jun se abalanzaba sobre Jaejoong.

​

- "Ok.... pues, señorita Min-ah, fue un gusto saludarte, pero creo que dejaré que tú lo atiendas esta noche."

 

No opté por hacer un arco de modo que pareciera que me estuviera despidiendo. Se acercó a susurrarle algunas palabras al oído a Jun antes de retirarse, y como respuesta, Jun solamente hizo una mueca que nunca le había visto, parecía un tanto desconcertado por el comentario. Después de caminar unos pasos hacia atrás, noté que Jaejoong volteó la mirada hacia el celular una última vez antes de desaparecer detrás del hombro de Jun, quien ahora mantenía su teléfono en la mano.

​

Nuevamente tenía esos largos ojos almendrados puestos en mi, y con su simple mirada supe que el alcohol ya no tenía tanto efecto en su cuerpo. ¿Podía haber sido el comentario de Jaejoong?

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- "¿Aún te debo una canción cierto?"

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- "Ah... si claro, si, aún me la debes, casi lo había olvidado por completo."

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- "Muy bien, es momento de complacer a min-ah."

​

Aún con su celular en la mano, Jun comenzó a caminar hacia un sillón que se estaba en el establecimiento. Me pregunté por algunos segundos que clase de restaurante o bar era, o quien sabe, quizá era un lugar apartado especialmente dentro de su agencia.

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- "¿Estás lista?" - Me preguntó, con una enorme sonrisa en el rostro. 

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- "¿Para esto? Siempre."

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Muy bien.

00:00 / 04:17

Tomó un par de profundas respiraciones antes de comenzar a cantar 'Love in the Ice' para mí. Sin necesidad de música de fondo que lo acompañara, o ni siquiera un micrófono, o los otros 4 cantantes que lo acompañaban mientras estaban en el mismo grupo. Desde el momento que comenzó a cantar, estuve segura de que no era la única persona que lo estaba escuchando, pues no retuvo el potencial de su voz. Parecía que estaba en un concierto, a los pocos segundos noté que las venas de su cuello se marcaban. Eso solamente le sucedía cuando realmente cantaba con toda la fuerza que tenía. Quería detener el tiempo justo allí. No existía sensación mas perfecta, y toda mi visión del mundo se redujo a una simple pantalla de un teléfono. La piel se me erizó por más segundos de lo que podría ser saludable. Las palmas de mis manos se sintieron más y más húmedas con cada nota que salía de su garganta. Si un estado total de hipnosis existía, en ese momento lo estaba experimentando.

 

Recordé absolutamente todos los motivos por los cuales comenzó mi obsesión por su voz. Flashbacks del momento en que descubrí su música por primera vez, y que nunca me imaginé que algún día estaría escuchando para mí. Caí en la cuenta de que mis sueños hechos realidad no eran todos los lujos que me proveía este mismo hombre constantemente, o que quizá tenía que replantear mi definición de lujos de verdad, pues lo que estaba presenciando, con mis oídos y mis ojos, era el único lujo que me importaba. Se me podía haber terminado el mundo en ese mismo instante, y no me hubiera dado cuenta. Justo cuando llegó al momento del coro, terminé de reafirmar lo que ya sabía y que había negado por el transcurso de todas estas semanas. Jun me tenía absolutamente a sus pies, en la palma de sus manos. Pues ni todo el dinero, ni todos los obsequios podían hacer mi corazón resonar como lo hacía el sonido de su voz. Estaba totalmente perdida en él.

Regresé a la realidad hasta que terminó con su canción, y escuché algunas palmas provenientes del mismo espacio. Casi había olvidado que más gente nos rodeaba a los dos en ese momento, pues hasta el señor Choi desde el asiento del chofer aplaudió un par de veces. Hasta voltee la mirada hacia el espejo retrovisor para ver que el señor Choi me hacía la señal de "muy bien" levantando ambos pulgares para mí. Hasta me hizo reír un poco. Jun estaba riendo y sonriendo, mientras yo estaba a punto de arrancarme el labio a mordidas.

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- "¿Y bueno? ¿Te pareció bien?"

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- "Jajaja me has hecho feliz, siempre me dejas sin palabras cuando cantas.... pero... ahh... ¿sabes? Déjame en paz. Me siento muy sonrojada."

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- "¡Hey! ¿A dónde vas? ¿Entonces no te gustó?"

 

- "¿Estás loco? Fue una interpretación básicamente perfecta! Fue hermoso Jun, muchas gracias."

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- "¡Gracias! Creo que ya fueron un par de años desde la última vez..."

​

Jun se levantó de su asiento y se encaminó hacia una sala más privada, pues no ahora podía escuchar mucho ruido de afuera. A pesar de que intentamos hablar un poco más, era demasiado obvio que se encontraba cansado, así que lo alenté a que fuera a descansar a casa, y me hizo caso. Ambos salimos por unos minutos de nuestra llamada mientras yo ingresaba al edificio donde se encontraba mi oficina y Jun se despedía de todos los involucrados en la reunión. En el momento en que tomé asiento en mi escritorio, regresé a la videollamada, para escuchar a todo volumen otra voz cantando, una que también me era demasiado familiar. Entre los movimientos del brazo de Jun, no pude distinguirlo bien, pero ahora era incuestionable. Era Jaejoong. La canción era 'Kanade', una melodía fácil de distinguir para mi, pues Jun también la cantaba durante sus conciertos de baladas.... 

00:00 / 05:13

A pesar de que la letra era la misma, sus arreglos eran tan diferentes. Jun era una balada. Piano y violín eran los instrumentos que lo acompañaban cada vez que presentaba esa canción, mientras que para Jaejoong, lo hacían también el piano, pero también una batería y una guitarra eléctrica. Era una exquisita comparación en mi cabeza. Me preguntaba si ese contraste también era tan obvio en sus personalidades. Misma letra, diferente melodía. Escuchar a Jaejoong también era enriquecedor, pero me despertaba sensaciones diferentes a Jun. Sobre todo porque esa interpretación no era para mí. Justo unos segundos antes de que finalizara con la canción, se cortó la llamada de golpe, y a los pocos segundos Jun me envió mensaje pidiéndome que le diera unos minutos en lo que salía del lugar para llamarme de nuevo.

Me sentí confundida. Poco a poco la sensación de mi creciente suerte se fue desvaneciendo, y más bien ahora me enfocaba en cómo es que era posible ahora el conocer también a Jaejoong. Mi habilidad de tener grabados casi fotográficamente ciertos momentos en mi memoria destacó, y no podía quitarme ahora de la cabeza ni la canción de Jun... o la mirada de Jaejoong. No les faltaba ninguna cualidad que hacía a los de Jun igual de hipnotizantes. Estéticamente, los de Jaejoong eran hasta más grandes. Verdaderamente, esos rumores de que parecía un personaje salido directamente de un anime eran auténticos.

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Jun ya no volvió a llamarme a lo largo de la noche, pero si me envió constantes mensajes de voz indicándome en donde estaba y cómo se sentía. Además, después de semejante interpretación que dió de la nada para mí, se escuchaba que su garganta estaba un poco rasposa. Me moría de ternura al escucharlo. Poco después de que llegó a su casa y mandarme no se cuantos videos con filtros de Snow, lo envié a dormir y continué con mi trabajo normal. Mi viaje a Corea se acercaba más y más y tenía que finalizar algunos contratos antes de irme. En el transcurso de los siguientes días, terminé todo lo que tenía que concretar. Hubo gran parte de mí que sentía orgullo de saber que no solamente iría a Corea a ver a Jun... o al menos eso era lo que constantemente me decía a mi misma para intentar convencerme de que mi trabajo era lo principal en esos momentos. Myung-Myung no me dejaba de enviar mensajes sobre mis preferencias en la casa, es decir, desde que tipo de shampoo usaba hasta lo que me gustaba tomar todas las mañanas. No sabía en ese momento quién me hacía sentir más consentida, si Jun o Myung.

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48 horas para mi vuelo.

 

Desde que era niña, las emociones fuertes no las resentía tanto en mi cuerpo hasta que llegaba el momento de la verdad. Pues, yo sabía desde hacía semanas que tendría mi primer visita oficial a Corea del Sur, pero no fue hasta que me vi 48 horas previas a mi vuelo que sentí más presión en el pecho que nunca. Mis maletas ya estaban listas, ayo ya no tenía que ir a ningún lado hasta el Lunes por la mañana que saldría al aeropuerto internacional de la Ciudad de México para abordar el avión que me llevaría directamente hasta Corea del Sur. Un vuelo tan largo, que no sabía si las 16 horas en el aire serían demasiadas para mis nervios, o muy pocas para mentalizarme de que vería a Jun allá.

 

Ese mismo día, Jun me había pagado una cita en un hospital privado para hacerme una serie de estudios solamente para confirmar que mi salud estaba en buen estado antes de siquiera subir al vuelo. Insisto, una sorpresa más entre todas, pues resulta ser que esto era casi un hábito para él, entre estudios médicos y tratamientos intravenosos que usaba constantemente para monitorear su salud. Todo resultó bien, y regresé a casa. Para mi sorpresa, en la sala de mi departamento me esperaban incontables arreglos de flores, todos con el mismo mensaje.

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- "Ya no puedo esperar para vernos."

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Ni yo, Jun. Ni yo.

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Por la noche Jun y yo nos distrajimos como siempre lo habíamos hecho. Películas, mucha comida, y algo de diversión para adultos. Cosa curiosa, el mantener una conexión sexual con una persona que está del otro lado del mundo era... interesante, como mínimo. Encuentras estimulantes nuevos porque.. no tienes otra opción. Si no funciona, quizá dejarían de hablar en menos de un día, si funciona.... ¿lo empeoraba todo? Mi conexión con Jun era tan buena, que ambos sabíamos estimular al otro hasta terminar exhaustos. Y justo cuando descasaba en mi cama intentando relajar mi pulso... fue cuando también me golpeó la incertidumbre de si es que ya tenía la oportunidad de conocerlo a la vuelta del día... entonces... quizá eso significaría que....

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- "¿Min-ah? ¿Estás bien?" - Entre nuestro descanso, dejé mi celular apartado de mí, con la cámara ahora apuntando hacia al techo. 

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- "Ah, jajaja si Jun, si claro que estoy bien" - Volví a apuntar a mi rostro, ahora cubierto con todo el cabello despeinado - "Solo estoy un poco cansada."

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= "¿Si? Oye.... Cuando estés aquí..."- Comenzó a jugar con sus dedos - "¿Vas a... a tener tiempo de salir algún día.... o una noche?"

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- "Supongo que sí." -Dije con una sonrisa en el rostro - "Pero... ¿No tenemos planes cierto? Es decir.... No creo que debamos salir a ningún lado juntos... ¿cierto?"

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- "Cierto pero, puedes venir aquí. Si así lo quieres..." - Me quedé sin respuesta alguna. - "Además, debajo del edificio está todo lo que necesites, se que te vas a quedar con Myung pero, cuando quieras puedes visitar aquí también. Todo lo podemos arreglar en el departamento de Myung."

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Ya teníamos planeado conocernos en el departamento de Myung desde antes. Pero aún no habíamos hecho planes para salir a ningún lado... hasta en ese momento.

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- "¿Estás de acuerdo?" - Me volvió a preguntar.

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- "Si claro, no hay problema."

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Nos quedamos unos segundos en silencio. Yo lo contemplaba, y él a mí.

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- "Jun... yo... no lo sé, ya casi se acerca la fecha, y estoy tan emocionada por conocerte, pero.. no te quiero meter en ningún problema. No sé preguntará la gente que, a dónde sales o porqué no estás en dónde comúnmente...."

 

- "Min-ah, no tienes porque pensar en esas cosas. Yo me haré cargo de lo mío, y tú solo ven, ¿ok?"

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- "Hecho, me parece bien. Y.. ¿nosotros....?"

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- "Nosotros. Podemos hablar de eso cuando estés aquí. Solo sé que necesito que nos veamos primero."

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- "Ok, está bien Jun."

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Antes de que la tensión subiera, Jun interrumpió de nuevo con su humor. Una estrategia que siempre le había funcionado, solo que en esta ocasión los novios y la emoción eligieron hacerle caso a la distracción más que nunca.

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- "Señorita Min-ah. ¿Ya tienes todo listo verdad? Tu pasaporte, todos tus papeles..."

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- "Si, si si, si, KIM JUN-SU. Todo está listo." - Constantemente me acusaba de ser desordenada. Y... no estaba equivocado pero ese no era el punto. 

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- "Muy bien, buena chica. ¿Y tu maleta?" - Voltee la pantalla del teléfono para hacerle saber que efectivamente mi maleta ya estaba básicamente pegada a la puerta.

 

- "Bueno, parece que ya tienes todo listo... Aunque bueno, quizá no todo."

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- "¿A que te refieres? Ya dejé todo listo. Me podría ir en este mismo instante."

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- "Lo sé, pero todavía hay una última cosa. El señor Choi te la dará el día que te deje en el aeropuerto." No pude evitar sonreír mientras negaba con la cabeza. 

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- "Tienes que dejar de regalarme tantas cosas antes de que me empiece a acostumbrar."

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- "Nunca si todas son para ti."

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Realmente, parecía que sus atenciones no tenían fin. Después de la plática, intenté dormir un par de horas, pues tenía planeado que después de despertar, no dormiría posteriormente para intentar descasar lo más posible durante todo el vuelo.

El día tan esperado llegó.

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Desde temprano, una tormenta de combinaciones de mensajes de texto de entre mi jefe, Myung, Jun, mi familia, amigos, realmente todos parecía que se habían puesto de acuerdo para asegurarse de que tuviera buen viaje. Tomé mi baño, me arreglé un poco, y poco después el señor Choi pasó por mí para llevarme al aeropuerto. Me ayudó con mi única maleta que tenía y como siempre, me ayudó a subir al automóvil. Al llegar al aeropuerto, antes de bajar del coche me entregó lo que Jun me había anticipado.

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- "¿Señorita Brenda? Antes de irse, el señor Kim me instruyó que le diera esto. Ya está listo para que lo use."

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Era una pequeña caja rectangular.

 

- "Muchas gracias señor Choi." - Le dije mientras sacaba mi maleta de la cajuela 

 

- "Señorita Brenda, me gustaría acompañarla, quién sabe que choferes tenga el señor Myung..."

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- "Jajaja señor Choi, no lo traicionaré. No se preocupe, después de manejar en México, le aseguro que es el mejor chofer del mundo." - Rió antes de despedirse con e arco característico de toda la etiqueta coreana. 

 

- "¿Puede enviar mis saludos al señor Kim? Y señorita Brenda... Cuide de él. Cuando lo escucho... solo es felicidad. Hacia años que no lo notaba así." - Su confesión me dio una cálida sensación en el corazón. Confiaba ahora en el criterio del señor Choi más que en el de muchas personas cercanas a Jun. 

 

- "Por supuesto señor Choi, muchas gracias.... ¡Disfrute su tiempo de vacaciones!" - A pesar de que ya nos habíamos despedido, le di un abrazo, el cual estoy segura de que lo tomó por sorpresa, pero aún así me lo regresó.

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A pesar de que llegué a tiempo al aeropuerto, me aseguré de correr a la entrada, pues tenía que entregar mi equipaje a la aerolínea, y cuando intenté hacer que mi boleto pasara, fue denegado por las cajas automáticas. El pánico comenzaba a apoderarse de mí.

 

Afortunadamente, un trabajador de la línea se percató del problema y me auxilió hasta que me atendió una señorita en el aparador.

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- "Buenos días, ¿En qué le puedo asistir?"

 

- "Si, es que tengo un vuelo programado para salir a Corea del Sur en apenas un par de horas y mi boleto fue denegado en el registro manual..."

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- "Me permite su documentación, por favor?" - Le entregué mi boleto y mi identificación. La señorita comenzó a escribir en el registro para voltear la mirada hacia mi a los pocos minutos. 

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- "Pero, señorita Brenda, esta no es su línea de abordaje, la primera clase entra por allá." - me señaló una entrada diferente que básicamente estaba vacía. Pude distinguir el nombre de la puerta desde esa distancia.

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- "¿Eh? Pero si yo no compré el boleto por primera clase."

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- "No de primera instancia, pero aquí tengo registrado un upgrade a primera clase, con cargo a una tarjeta de crédito de un señor Kim."

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- "Kim... ¿Kim Jun Su?"

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- "Así es, por favor, pase a su puerta correspondiente, y que tenga un buen viaje."

 

Jun... Jun se metió al sistema de mi empresa... a cambiar.... Me percaté de que aún tenía la caja de regalo en mi mano. Y el reloj de muñeca que colgaba del mismo brazo que sostenía la caja me decía a gritos que me apurara. Ni siquiera me di el tiempo de reclamarle a Jun que no tenía la necesidad de mandarme en primera clase a ningún lado, y fui a la entrada de primera clase, que nunca había visto ni siquiera en todos mis viajes previos a este. El hecho de que seas primera clase en un vuelo no cambia mucho el hecho de que te tardas años en hacer un registro por toda la seguridad en el aeropuerto. Pero, seguí mi camino normal.

 

Me registraron, compré mi café que claro que no me podía hacer falta bajo ninguna circunstancia, pasé a mi sala de espera, que tenía sillones más cómodos que todos los asientos dentro del avión (probablemente) y ahora sí tenía tiempo de abrir su regalo. Dentro del papel de envoltura, se encontraba la versión más reciente del iPhone en el mercado. No era porque mi teléfono estuviera e mal estado, pero Jun siempre había hecho énfasis en que necesitaba una mejor cámara para que me pudiera ver mejor. Quizá eso de pedirle que dejara de mimarme tanto ya no tenía valor o sentido alguno. Rápidamente decidí colocarle el chip para comenzar a usarlo. Así que por supuesto lo primero que hice con él fue llamarle a Jun, quien no tardó mucho en atender mi llamada.

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- "¿Y? ¿Que dices? ¿Ya estás más contento?"

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- "Jajajajaja ahora si te puedo ver en una buena calidad. ¿Te gustó?"

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- "Por supuesto que me gustó, Jun, me mimas demasiado...."

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- "No lo suficiente. ¿Ya estás en el aeropuerto?"

 

- "Ya, todo listo. De hecho, aquí en la sala de luj.... OYE ESPERA... ¿Como fue que....?"

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- "¡¡Ahhh ahhhhh ahhh me tengo que ir!! ¡¡Min-ah avísame cuando aterrices en Corea!! ¡¡Bye bye!!"

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Me colgó la llamada. Y sin tiempo alguno para reaccionar más Myung inmediatamente me comenzó a bombardear de más mensajes antes de que mi llamado para abordar mi vuelo llegara.

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- 'Myung myung, ya estoy a punto de abordar, te veré en 16 horas!'

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Al abordar mi vuelo, mi asiento estaba liberado de algún acompañante. El asiento de la ventana fue mío durante todo el camino. Así que no solamente tuve un sillón totalmente reclinable, sino que también si yo quería, podía abarcar dos asientos al mismo tiempo para dormir la mejor siesta de mi vida dentro de un avión. De entre todos los lujos que Jun me había dado hasta en ese momento, quizá vuelos de primera clase serían los únicos a los que podría acostumbrarme por el resto de mi vida. Durante todo el vuelo, me la pasé dormida, viendo películas... evitando absolutamente todo que me hacía pensar que aterrizaría para ver a Jun. No. No no no. Era un vuelo de trabajo. Yo iba a trabajar. O al menos de eso intentaba convencerme constantemente. Durante 16 horas constantemente.

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El momento de aterrizar llegó mucho más rápido de lo que quería. Mis ataques de pánico los estaba anticipando para cuando estaba en el aire, no necesariamente después de que el avión aterrizara. El capitán avisó que ya estábamos en Corea, y que ya eran las 9 de la noche allá. Definitivamente ya estaba del otro lado del mundo. Bajamos todos los pasajeros del avión. Todo el recorrido desde mis asientos reclinables hasta la banda que me entregaría mi maleta fue uno del los más rápidos y largos de toda mi vida. Y ni siquiera sería Jun el que me recibiría en el aeropuerto. Esto me calmó un poco.

 

Aún con todos esos nervios, no pude controlar también la emoción de conocer y estar por primera vez en toda mi vida en Corea del Sur. Mi sueño hecho realidad en absolutamente todos sus aspectos. No me hacía mucha falta más para percatarme de que todos sus servicios eran de primer mundo comparados a los que existen en el país que me vio nacer.

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Después de que me entregaran mi maleta y hacer todo el recorrido de seguridad, me encaminé hacia las llegadas internacionales del país, donde tiernamente pude presenciar algunas reuniones antes de que mi visión se centrara en un hombre alto, bien parecido, que portaba un traje obscuro y en sus manos tenía un letrero que decía -Mina- en letras coreanas y debajo de ellas -Brenda-.

 

Encaminé mis pasos hacia él, y me identifiqué. El hombre solamente me saludó de manera respetuosa, me quitó la maleta de las manos y me pidió que lo siguiera. Y así lo hice. Me encaminó al elevador del aeropuerto internacional de Incheon que llevaba al estacionamiento varios pisos hacia abajo, y caminamos por varios minutos hacia una camioneta negra de gran tamaño. Y al momento exacto en el que me acerqué, se deslizó la puerta trasera para abrirla, el recibimiento más cálido del mundo me recibió.

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Myung myung básicamente me cubría con todo su cuerpo en un solo abrazo. No me arrepentí de llevar botas de tacón en ese momento.... Pues era la primera vez que nos veíamos de frente. A pesar de todos los años que teníamos ya de amistad, de conversaciones íntimas, incluso de pelas entre amigos, nunca nos habíamos visto más cerca que lo que nos permitían unas pantallas de celular. Y se sintió extremadamente exquisito el abrazo de Myung, quién probablemente medía 20 centímetros más que yo. No se sentía como nuestro primer abrazo oficial.

 

- "¡¡¡Min-Ah!!! ¡¡¡Eres tan pequeña y tierna!!!"

 

- "Déjame verte." - Tomó mi rostro entre ambas manos, y me miró fijamente a los ojos. Creo que pude contemplar su sonrisa tanto como él la mía. - "Min-ah, eres aún más preciosa en persona. ¡¡¡Que bonita eres!!! Que feliz soy de que estés aquí!!"

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- "Jajajaja y tu... tu eres igual." - Myung apretó muy ligeramente mi rostro - "Jajajaja está bien! Está bien! No.. tu también te ves increíble Myung, al fin te puedo conocer!!!"

​

Lo abracé nuevamente. Toda esta felicidad me había dado energía para seguir existiendo a pesar de que llevaba probablemente más de 10 horas sin descanso alguno. Myung me invitó a subir a su camioneta, tenia básicamente todo listo para mi llegada, hasta una chamarra y una cobija, y agradecí más que nunca su existencia, pues hacía demasiado frío en Corea. El chofer de myung arrancó su auto, y nos encaminamos hacia el departamento de Myung. En el camino, hablamos sobre mi vuelo, como estaba, y no debajo de apretar ambos de mis cachetes, pero no me puedo quejar. La atención de Myung era una cosa hermosa. Se sentía como un familiar que no había visto en años. A mitad del camino, Myung me señaló la ventana, y vaya que tenía razón, pues pude contemplar por primera vez las calles de Corea del Sur. Estábamos en un camino similar a una carretera, y especialmente en el medio de la noche, pude apreciar la belleza nocturna de la ciudad por unos instantes. Era oficial, estaba ya en Corea.

- "Min-ah, dame tu teléfono."

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- "¿Huh? Ah, si claro Myung, aqui.. tien...." - Me dí cuenta de que tenía dos teléfonos ahora en mis manos. 

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- "¿Porque traes dos teléfonos?"

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- "Es que.. Jun..." 

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- "Ok ok ok ya no me digas más. ¿Cuál quieres usar mientras estés aquí?" - Le di el iPhone nuevo que me había regalado Jun. En pocos minutos había cambiado el chip del teléfono así que el iPhone estaba funcionando a la perfección. Y en el momento en que myung insertó el pequeño chip, los mensajes comenzaron a llover.

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- "¿¿Min-ah, ya estás aqui??"

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- "Min-ah, estás bien?"

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 -"Brenda, ¿debería de enviar a alguien por tí?"

 

Era de las pocas veces que Jun me llamaba por mi nombre completo. Justo cuando terminaba de leer todos los mensajes, escuché el celular de Myung sonar.

​

Cuando vió el identificador de llamadas, soltó una pequeña risa, y me mostró la pantalla. Era Jun. Le respondió la llamada y lo puso en altavoz.

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- "¿Si, Hyung? En que te puedo ayudar?"

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- "Myung-ah, ¿porque no me habías dicho antes que ya la tenías contigo?"

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- "¿Qué no confías en mi criterio? Min-ah está sana y salva conmigo."

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- "Ok, ¿ahora van para tu departamento?"

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- "Mhhh."

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- "Hola jun...." - Hablé por encima del teléfono.

 

- "¿¡Min-ah?! ¡Ya estás aquí! ¿Estuvo bien tu vuelo? "

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- "Jajajaja todo bien Jun, ya solo tengo que ir a casa de Myung a descansar..."

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- "Muy bien, Myung-ah, ¿Tienes todo listo verdad? ¿Necesitas que envíe algo para ella?"

 

- "Hay mira todo lo preocupado que ya estás por ella. Quizá me la robe durante todo este tiempo y no podrás verla en lo absoluto."

 

- "¿Acaso quieres que te mate con mis propias manos? No te olvides que soy policía y puedo reportarte por secuestro..."

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- "No si la víctima accede a estar conmigo todo el tiempo."

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- "¿Y a ti quién te preguntó?" - Me estaban haciendo reventar a carcajadas. - "Min-ah, ve a descansar, ¿ya funciona bien tu teléfono?"

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- "Ya funciona bien Jun, no te preocupes. Ahora te enviaré mensaje."

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- "Bien. Mañana iré a verte en el departamento de Myung."

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.... Espera. ¿Que?

 

- "Ah.. ah.....Si si si Hyung, mañana será, hasta mañana que duermas bieeeen...."

​

Myung colgó la llamada. No pude evitar abrir mis ojos de más, ¿Como que mañana?

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- "Ah, pero pensabas que no te considera su novia ¿verdad?" - Me dijo Myung, muy seguro de sí mismo.

​

Mañana? Mañana... ¿mañana? Casi eran las 11 de la noche. Mañana cuando? Mientras contemplaba todo lo que podía significar un mañana, llegamos al departamento de Myung. Un edificio sumamente hermoso, con seguridad por todos lados. Y a pesar de que era de noche, me pude percatar que había un Starbucks muy cerca de la entrada principal del edificio. Myung me dió unos lentes obscuros que cubrían casi todo mi rostro para subir a su departamento. Cuando él mismo me los puso, me dijo

​

- "Min-ah, es por tu seguridad. Somos figuras públicas, y lo menos que necesitas es que alguien te vea con alguno de nosotros y quiera averiguar a toda cosa quién eres y porqué estamos contigo."

​

Accedí sin problema alguno. Tenía absoluto sentido, y al mismo tiempo algo dentro de mí sabía que este era meramente el comienzo de estar a la sombra de artistas o celebridades como Myung.... y como Jun. Caminamos juntos hacia los elevadores, y Myung presionó el botón 21 de 30. Ok. Entonces probablemente mi recámara estaría a la misma altura que mi vuelo hace no muchas horas. Era difícil distinguir si era un hotel o un edificio de departamentos. Llegamos a la puerta, y desde afuera podía apreciar el aroma a cítricos que Myung disfrutaba tanto en sus velas. Era como un recuerdo familiar. Durante años, todos los hábitos que le conocí a Myung, ahora los vería materializados. Ambos entramos por las puerta principal a un departamento de ensueño, que ya había podido conocer un poco desde antes, pero... nada se compara con la experiencia real. El piso, las luces, todo, absolutamente todo lo conocía.

 

Esa sensación de conocer todo pero sin realmente conocerlo todo era algo de lo más maravilloso de experimentar. Myung me dio un pequeño paseo por todo su hogar, sus recámaras, su cocina, su refrigerador lleno de todo lo que le había dicho me gustaba, es decir, lleno de Starbucks y mas de 3 leches diferentes para acompañarlo, sus múltiples baños donde te podías tomar un baño y regular la temperatura de todo con un solo botón, donde estaban sus interruptores.... Y mi recámara. Que ya tenía una vela de champaña encendida, y el cobertor se veía verdaderamente de ensueño. Absolutamente todo dentro de él me gritaba que me fuera a dormir. Pero Myung no me dejó hacer nada ni cercano a eso durante las siguientes horas, pues casi inmediatamente, comenzó a cocinar tocino en su parrilla, con todos los platos de acompañamiento, y diferentes jugos... para mi claro, pues él ya tenía su pequeño vaso para Soju frente a él. Mientras Myung cocinaba, me alentó a lavar mi rostro, y dentro del baño había acomodado pequeños productos de baño con tiernos personajes de la serie de Kakao Talk. Genuinamente, casi todo parecía salido de un comercial. Al salir, Myung me llenó de toda la comida posible. Hablamos por un par de horas más. Comiendo, disfrutando de una compañía que al fin constaba de los dos teniendo una conversación sobre una misma mesa, me sentía feliz de al fin poder consolidar estos momentos con un amigo de verdad, en quién sentía que podía confiarle el más profundo de mis secretos..... Hasta que los ojos de ambos ya estaban a punto de darse por vencidos.

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- "¿Lista para mañana?"

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- "No.... No lo creo... No lo sé.. Jajaja, Myung Myung, genuinamente, no sé qué pensar."

 

- "Min-ah, todo va a salir bien. Aunque... si, tienen que hablar." - Me quedé admirándolo esperando su respuesta completa. - "Verás, ya es justo que definan qué es lo que quieren y que van a hacer. ¿Viste como entraste conmigo por seguridad y con el rostro cubierto? Bueno, así sería por el resto de tu vida si tú accedieras a una vida pública con él, pero... no lo sé. Creo que ese hombre ya está perdidamente enamorado de ti y no sé que está haciendo que tarde tanto en decírtelo."

 

- "Myung, ¿Acaso ya lo habías visto alguna vez así?"

​

- "No. Justo por eso te lo estoy diciendo. Además, nunca había hecho tanto por alguna de sus novias extranjeras." - Nuevamente, me quedé en un silencio incómodo. - "Vamos, min-ah... no es como si no lo sospecharas, han habido decenas, quizá hasta más. Pero nunca había hecho tanto, o gastado tanto en alguna de ellas, pero también, eres la primera con la que decide conocerse a distancia. Nunca lo había visto así, aunque...."- Rodeó la mesa de mármol para que con uno de sus dedos levantó mi mentón hacia su rostro - "Mírate. Eres una muñeca. ¿Cómo no va a caer todavía más por ti cuando te vea mañana?" - Guardé silencio unos segundos más. - "Ahora, ve a descansar. Mañana iremos temprano a desayunar y podremos seguir hablado, descansa como si aquí vivieras toda tu vida."

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- "Muchas gracias Myung Myung."

​

Le di un abrazo antes de irme a mi recámara. Me quedé contemplando a mi ventana que me mostraba la belleza de un Seúl que aparentemente nunca dormía, e inevitablemente recordé aquella noche en el St. Regis. Esa noche, veía mis lágrimas correr porque lo tenía a miles de kilómetros de distancia. Ahora, esta ventana de hoy, me reflejaba mi sonrisa, que ahora se encontraba a menos de media hora de distancia. 

Despertar en el departamento de Myung parecía un sueño hecho realidad. Ahora, con la luz del sol que entraba por el inmenso ventanal, pude apreciar mucho mejor el interior de la recámara en contraste a la noche anterior. La inmensa cama, las paredes beige, el piso de madera que brillaba más que mi prometedor futuro en mis próximas juntas de trabajo, las luces específicamente colocadas sobre la cama y a los costados... y pensar que durante años Myung se quejaba constantemente de que Jun exageraba con su fortuna. Si él mismo no se quedaba atrás. Myung Myung ha sido administrativo interno de decenas de proyectos de empresas de entretenimiento en Corea. Ha manejado desde conceptos artísticos de nuevos álbumes de grupos hasta la dirección completa de giras de conciertos a través de Asia. El había llevado a cabo un par del mismo Jun y Jaejoong cuando aún estaban en JYJ.

 

Myung y yo nunca platicamos directamente de su fortuna, pero no era un secreto para mí. Durante nuestros años de amistad, habíamos intercambiado mensajes y videollamadas desde diferentes países... claro, él y no yo. Además, no era como si no lo hubiera sospechado desde antes. Sus fiestas en este mismo departamento no parecían reuniones improvisadas con Soju y botanas del 7-Eleven de la esquina. Solo que ahora ya tenía la confirmación, después de contemplar toda la vida de Myung por unos minutos, tomé una de las batas blancas que estaban en el baño, que estaba igual de inmaculado que la habitación, y antes de que pudiera enjugar mi rostro, escuché a Myung desde fuera.

- "¡¡Min-ah!! ¡¡¿Ya despertaste?!!" - Me gritó desde afuera. El muy exagerado, casi me provoca un infarto, después de momentos tan tranquilos, escucharlo de la nada me tomó por sorpresa.

​

- "¡¡¡Pedazo de inmenso tonto casi me matas del susto!!! ¡¡¡Claro que ya estoy despierta!!!"

 

- "Jajajaja apresúrate, ¡¡¿Hoy no tienes que ir a trabajar o si?!!"

​

Mi teléfono. No lo había revisado durante toda la mañana. Rápidamente me enjuagué la cara y lavé mis dientes, cuando abrí la puerta de baño Myung ya estaba sentado sobre la cama, vestido de pies a cabeza de azul claro, con todo el estilo de cualquier idol de la industria. A Myung nunca lo contemplé siquiera como una propuesta de algo más que una amistad, ni él a mi. Pero eso no evitaba el aceptar que era un chico muy atractivo.

​

- "¡Veo que ya te pusiste cómoda!" - Me dijo, burlándose de mi pantalón rosa pastel de pijama y mi bata sobre el mismo. 

​

- "Jajaja cállate. ¿A que hora te despertaste?" Hasta aquí me llega el aroma de tu perfume que honestamente huele más como a vela aromática. 

​

- "Yo siempre estoy listo desde temprano. ¿Pero tú....?"

​

- "Dejame en paz. ¿Has visto mi celular?"

​

- "¿Cuál de los dos?"

​

Tenía un buen punto. Afortunadamente, ambos teléfonos tenían una cantidad discreta de mensajes, tanto de mi familia como de mis compañeros de trabajo. Todos deseándome buena suerte en mi viaje, y avisándome que hasta el día de mañana tendría mi primer junta laboral, así que las sospechas de Myung eran correctas, y tenía este día libre.

​

- "Entonces... ¿Nos vamos? ¿A donde quieres ir si son...." - miré mi teléfono nuevamente - "la 1 de la tarde?! ¿Cuánto tiempo dormí?"

 

- "Jajaja me imaginé que estarías cansada, cámbiate, vamos por un café."

​

Por esa y mil millones de razones más, adoraba a Myung. Rápidamente tomé un baño y me apresuré a ponerme mi maquillaje. Dejé el cuarto hecho un desastre pero todo con la intención de apresurarme lo más posible para salir rápido, que para este entonces el hambre comenzaba a sacar lo peor de mí. Antes de salir por la puerta, Myung me dió una gorra y un cubrebocas, me imaginaba que eran con el mismo objetivo que los lentes de la noche anterior. Mientras bajábamos por el elevador, me percaté de algo que no había visto anoche, entre la emoción y adrenalina. Myung vivía en un complejo de hotel - departamentos, de la misma manera que lo hacía Jun. O al menos, así lo recordaba entre nuestras conversaciones.

 

Al llegar a la parte de abajo del hotel, noté que mucha gente conocía a Myung, pues lo saludaban, o al menos lo veían y le sonreían, él respondía a los mismos gestos. Y al mismo tiempo, muchos de los empleados del complejo también me miraban a mí. Ninguno con incomodidad, pero definitivamente sentía que me miraban con atención desde lejos. El lobby del complejo tenía un nombre, 'The Classic 500. Hotel Pentaz', y para mi inmensa felicidad, sin tener necesidad de caminar ni una sola calle, tenía un Starbucks.

 

Curiosamente, dentro de la cafetería, todos los empleados también parecían conocer a Myung. Tomaron nuestra orden, y Myung me invitó a tomar asiento en una de las mesas del lugar. No se que tipo de gestos estaba haciendo, pero fueron los suficientes como para que hiciera referencia a ellos en ese momento.

​

- "Min-ah, ¿está todo bien?"

​

- "Si... si, solo que, es un poco extraño, creo que aquí todos te conocen y por lo mismo no sé si se están preguntando quién es ahora tu compañera extranjera."

​

- "Jajaja tienes algo de razón, pero hay ciertas cosas que tienes que entender."

​

- "¿A que te refieres?"

​

- "Min-ah. Mira a tu alrededor. ¿Tú crees que este lugar es barato?"

​

Voltee hacia atrás de mi, personas llegaban al hotel, hombres y mujeres por igual, asiáticos, extranjeros, con trajes y vestidos de diseñadores que seguramente ni había escuchado, bajándose de coches que ellos mismos no manejaban. Todos tratados con los más elevados estándares por todo el staff que trabajaba allí.

​

- "Min-ah, todos los que vivimos aquí no solo pagamos por la vista, sino más bien.... La privacidad."

​

- "Ok... soy toda oídos."

​

- "Así es, verás yo... ah, nuestro café ya está listo." - Dijo Myung mientras se levantaba del asiento para recoger los cafés y sandwiches que pidió para ambos. - "Ahora si, en que estábamos? Por favor, come algo, ya te debes estar muriendo de hambre."

​

- "Muchas gracias Myung. Ahora, sobre... la privacidad de aquí." - Myung ya comenzaba a devorar su primer sándwich. 

​

- "Ah, si. Min-ah, en solo nuestro piso hay empresarios, dueños de negocios, modelos, personas que buscan tener privacidad, compañía o simplemente un buen descanso en las mejores instalaciones y con la mayor privacidad. Dime, ¿Tu crees que yo podría tener mis fiestas en un departamento cualquiera, donde me podrían tomar fotografías y subirlas a todas las redes que se les ocurra? Me quedaría sin trabajo al día siguiente."

​

- "Tenía sentido. Y tenía toda la razón. Mas de cuando hablábamos de un hombre que disfrutaba de la compañía de hombres y mujeres por igual."

​

- "Ok, pero entonces, ¿qué pasaría si alguien dice algo? Si alguien filtra algo de información a una empresa."

​

- "Entonces demandamos a los dueños del edificio. A quien sea necesario. Pero creo que en los contratos de todas estas personas queda bien claro que prefieren, si unos cientos de dólares por unas fotografías en una publicación de mal gusto, o una demanda que tendrían que pagar hasta sus nietos."

​

- "Wow... nunca me había imaginado que fuera tan estricto."

​

- "Ja, de hecho... esto no se compara en nada a lo que te espera."

​

- "¿A que te refieres?"

​

- "Bueno, ¿aún no has hablado con Jun verdad? Entonces quién sabe... no lo sé. ¿Dime, ya formalizaron algo?"

​

- "Uhm... No... no lo creo, no. No. Aún no."

​

- "Mmhh. Entiendo, entonces es cuestión de tiempo solamente."

​

- "Jajaja Myung... no lo sé... En verdad tu crees que así sea? Jun no me ha dado indicios de nada, y vamos, sé que constantemente me consciente, pero no es como si no se lo pudiera costear."

​

- "No lo sé... Se me hace tan extraño. No te voy a mentir y decirte que eres la primera mujer que lo ha intrigado. Jun tiene un gusto por las mujeres extranjeras, especialmente tan bellas... como tú misma. Pero nunca había tenido una del otro lado del mundo. Lo primero que me preguntó sobre ti es que si tu belleza era auténtica. Y creo que hoy vendrá a confirmarlo..."

​

- "Entonces... si no he sido la primera... ¿qué ha sido de las anteriores a mi?" - Myung volteó la mirada hacia mi.

​

- "Lo mismo que ha pasado con todas las mujeres que intentan tener una pareja en esta industria. Se dieron por vencidas."

​

No supe que responderle, por unos segundos me quedé masticando de más mi almuerzo.

 

- "Pero depende de tí. Además Min-min, soy un eterno romántico y llevo conociéndolos desde hace años. Ambos se merecen ser felices, y qué mejor si lo encuentran juntos. Y tu crees que Jun siempre compra todo para sus novias, pero nunca había visto que buscara la manera de meterse a una aerolínea a cambiar el estado de un boleto de avión."

​

Yo aún continuaba con la mirada hacia el piso.

 

- "Min-ah...." - Lo miré al rostro, con los ojos llenos de lágrimas - "No te pongas así. No tienes nada que perder. Y no llores. Mi departamento es tu hogar cuando sea que necesites de algo aquí."

​

- " Lo sé bien Myung... sólo que... me decepciono de mi misma. En un principio, todo eran llamadas y uno que otro juego. ¿Pero ahora?... La verdad es que me la vivo esperando sus llamadas, preocupándome por mantenerlo constantemente interesado, me siento un insecto a su lado, y al mismo tiempo... tengo más sentimientos por él de los que te puedo llegar a explicar. Y no quiero caer más. Mira en donde estamos, es una locura... Este no es mi mundo. Y siento que tengo todo a mi alcance, pero no es por mi esfuerzo. Es.... Es que estoy enamorada de un hombre y un estilo de vida que nunca me imaginé que existían, y aún no lo conozco en persona."

​

Myung solo accedía con la cabeza.

​

- "Jajaja" - Intenté reírme mientras limpiaba alguna lágrima que había salido en mi confesión. - "Pero Myung, disculpa, no creo que estos problemas te correspondan atenderlos como mi terapeuta." 

​

- "Tú no eres una chica más, Min-ah. Aunque es cierto que eres la primera chica que... que conoce todo esto que llamas 'este mundo' desde tan afuera. Pero ahora que estás aquí, ¿Vas a aprovechar la oportunidad, o solamente te vas a quedar mirando, esperado que todo esto algún día sea tuyo?"

​

Quizá esa respuesta fue algo que muchos llamarían en mi ciudad como 'Cachetada con guante blanco'.

Las horas pasaron mientras Myung y yo seguíamos platicando. Años de amistad resumidos en una sola tarde. Después de estar en Starbucks, Myung me dijo que sería mejor si subiéramos al departamento de regreso, para pedir comida y me diera otro baño porque, según él, me ayudaría a relajarme. Al llegar nuevamente al departamento, recibí un mensaje de Jun.

 

- "Hola... ¿Estás teniendo un buen día? ¿Que tal va tu primera visita aquí?" - No pude evitar sonreír cuando vi el mensaje.

​

- "Todo bien hasta ahora. Me encanta la ciudad... Y no he visto ni una cuarta parte aún." 

​

- "Jajaja yo sé que tendrás más tiempo para explorar. ¿Estás lista para nuestro primer encuentro?"

​

No. Estaba 100% segura de que no lo estaba.

 

- "Estoy nerviosa... ¡Pero claro! ¿No estarás muy ocupado?" 

​

- "Nada como para detener mis planes de conocerte. Estaré en el departamento de Myung hoy en la noche. A las 10."

 

Mi reloj me indicaba que eran las 5.

 

- "Hecho. Te veré a esa hora."

​

Inmediatamente, le mostré los mensajes a Myung con tal rapidez y nervios que básicamente le aventé el teléfono a la cara.

 

- "Oh si, ya me había avisado." - Y me guiñó el ojo. - "¿Tienes hambre? ¿O de tantos nervios que tienes es probable que vomites todo lo que te ofrezca?"

​

- "Eh... ¿tienes ramen?"

​

- "Jajajaja, claro que si."

​

Myung me indicó en dónde estaban todos los paquetes de ramen instantáneo en su alacena, junto con todos los complementos que podría llegar a necesitar. Me mostró como funcionaba la estufa, de dónde podía tomar agua... Básicamente me mostró como hacer funcionar su cocina que era mucho más tecnológicamente avanzada que la mía de regreso en la Ciudad de México. Para la poca hambre que tenía, me preparé un ramen de sésamo, con un poco de picante, mientas Myung hacía algunas llamadas desde su sala. De entre todas las bebidas que tenía, simplemente opté por la primera botella frutal que tenía en su refrigerador. Regresé a mi recámara por mi computadora, pues debía responder una serie de correos que ignoré por completo gracias a los nervios de conocer a Jun, y gracias a los mismos perdí la noción del tiempo hasta que la amplia sala se tornó de un tono naranja y rojizo. Era mi primer atardecer oficial en Corea, y se veía sumamente divino. Para apreciarlo mejor, me acerqué al ventanal, para admirar como una hermosa ciudad de Seúl se tornaba de todos los tonos rosas y morados.

​

- "¿Te gusta?" - Myung me preguntó desde el sillón. 

​

- "Es divino. Ahora entiendo porqué pagaste tanto para vivir aquí."

​

- "¿Verdad? Bueno, puedes considerar este lugar tu segundo hogar, eres libre de visitarme cuando gustes."

​

- "Jajaja, siempre y cuando todas las habitaciones no estén ocupadas..."

​

- "Jajajaja, en ese caso te enviaré a algún otro piso." - Ambos soltamos una carcajada. - "Además, desde aquí tienes una ligera vista hacia tu hombre."

​

- "¿Eh?" - Myung se acercó más a mi, para señalar con su dedo indice la torre donde vive Jun. - "¿Allí es?"

​

- "Así es. Un complejo de departamentos más costoso de lo que yo me puedo imaginar. Créeme que este lugar no es nada a comparación de lo que hay allá." - Me decía Myung mientras tomaba asiento nuevamente en el sillón.

​

La mundialmente reconocida Torre Lotte ubicada en el corazón de Gangnam. No era tan fácilmente percibirla a la distancia del departamento de Myung... pero el simple hecho de que se pudiera ver desde allí me hizo pensar en el imponente edificio, y me pregunté si algún día lo podría llegar a conocer.

​

Voltee a ver la hora en mi teléfono. Ya eran casi las 7:30. Sin explicarle nada a Myung, corrí hacia mi recámara de nuevo. Tomé todo lo que podría llegar a necesitar. Cremas, exfoliantes, perfume, jabones, acondicionadores... Traía toda una tienda de este tipo de artículos en mi maleta. Llené la tina de agua, que esperé a tocar hasta que la bañera estaba llena, lo cual fue un grave error pues estaba casi hirviendo. Era tanto el calor que empezó a llenar el baño completo de vapor, así que perdí aún más tiempo intentando hacer que llegara a la temperatura correcta con agua helada. Hice todo lo que tenía que hacer, eliminé cada vello corporal que tenía, lavé hasta lo más recóndito de todo mi cuerpo. En lo que estaba terminando, recibí otro mensaje de Jun.

​

Min-ah, quizá llegue un poco antes. Te enviaré mensaje.

Oficialmente, en el reloj ya marcaban las 8:50.

 

Salí rápidamente de la bañera. Definir un atuendo para ese momento me causó más nervios e incertidumbre que elegir trajes para las entrevistas de trabajo mas significativas que había tenido en toda mi vida. Era una locura. Pantalones... no. Quizá? Una falda? Era muy obvio? Me vería muy desesperada? Un vestido? Quizá si. Un vestido. Pero no uno muy elegante. O quizá uno floral. Pero no. Ya era de noche. ¿Para que uno floral? Brenda ridícula. Mejor uno de colores obscuros. De una mujer mas seria. ¿Y si eso no le gustaba? No. Tenía que pensarlo más.

 

El reloj marca las 9:20.

 

Al demonio. Usaré un vestido negro. De licra, con mangas que me llegaban un poco abajo del codo. Con hombros descubiertos y nada de escote, y que llegaba un poco más abajo de la rodilla. Me hacía sentir en confianza. La más posible para un momento como estos.

​

9:30.

 

Rápidamente, sequé mi cabello, lo planché y me maquillé. De la manera que yo sabía que más lo distraía. No mucho, cobertura ligera, color en las mejillas, cejas fuertes y un toque de rímel en las pestañas. Siempre me maquillaba, pero las ocasiones que lucía así, Jun tenía la costumbre de mirarme por minutos en las videollamadas, y siempre que le preguntaba si estaba bien, su respuesta era.... "Te ves hermosa."

​

9:50.

 

Salí de mi recámara para preguntarle a Myung como lucía. Le hablé por su nombre un par de veces antes de encontrar una nota en la mesa de mármol de la cocina.

​

'Ustedes necesitan de privacidad. Disfruta tu noche, Min-ah. Jun conoce el código de la puerta. Te veré mañana.'

​

Mi respiración comenzaba a acelerarse. Mi pulso lo sentí una vez más en los labios. La última vez que había tenido esa sensación era.... Cuando nos mandamos mensaje por primera vez. Los nervios, la emoción, la ansiedad y hasta nauseas se hacían presente en mi cuerpo nuevamente. ¿Que estás haciendo Brenda? ¿Que estás a punto de hacer? Mientras todos estos sentimientos me empezaban a abrumar, escuché mi teléfono sonar dos veces desde mi recámara. Era el tono de mensajes de Jun.

​

Caminé lentamente hacia la habitación, donde estaba el aparato. Al levantarlo, lo primero que apareció fue la hora.

 

9:56.

 

- "Min-ah, ya estoy llegando, ahora subo. Myung, no me responde, ¿sabes el código de entrada de su puerta?"

​

- "Tomé asiento en la orilla de la cama."

​

- "Me dijo que tu lo sabrías."

​

De inmediato me respondió.

​

- "Ah entonces es el mismo, ahora te veo."

​

Intenté recordar todos mis ejercicios de respiración para momentos en donde sentía que tendría un inminente ataque de ansiedad. Inhalando por la nariz, exhalado por la boca. Hasta me comenzaba a sentir un poco mareada, y las rodillas me hormigueaban.

 

Decidí quitarme los zapatos que tenía, aún con poco tacón, estaba segura de que sufriría de un accidente de cualquier manera. Estado descalza, regresé a la cocina por un vaso con agua. Justo en el momento donde dejé la jarra de cristal en la mesa, escuché tonos lejanos... como si alguien marcara un código. 6 pequeños sonidos.

​

Inmediatamente, la manija hizo su característico sonido al bajar. La puerta se abrió. El sudor en mis manos ya era demasiado obvio, pues hasta se comenzaba a resbalar el vaso de mi mano derecha. Solamente un pequeño pasillo era lo que tendría que caminar antes de que pudiera ver la figura de alguien entrar. Se escucharon un par de pasos. La puerta se cerró detrás de los pasos. Los pies comenzaron a andar, y en menos de 3 movimientos, pude verlo entrar por el pasillo.

​

Jun.... - suspiré.

​

Junsu estaba dentro del departamento.

 

Vestido de pies a cabeza de negro.

 

Pantalones, camisa, y hasta una gorra negra.

 

Lo tenía a 3 metros de distancia de mí, y aún así pude distinguir esos largos ojos almendrados abriéndose como nunca. Jun se quedó tan pasmado como yo en el momento en que intercambiamos miradas.

​

El primero en romper el silencio, fue él. Pues a los pocos segundos, sonrió con absolutamente todos los dientes que tenía, contagiándome el sentir. Se quitó la gorra, y oficialmente, nos saludamos por primera vez, con el tradicional arco coreano.

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- "Hola... señorita Min-ah..."

​

De inmediato, rodee la mesa que se interponía entre nosotros, mientras caminaba hacia él, lo miraba fijamente a los ojos, y al llegar a él, me abalancé sobre su cuello, porque no encontraba una manera más apropiada para saludarlo a él. En el momento en que lo abracé, Jun soltó su característica carcajada nerviosa de delfín, y rodeó con sus brazos mi cintura.

​

- "Jun... ¡¡Es un gusto al fin poder conocerte!!" 

​

- "No creo que tanto como el es mío."

​

Pude sentir como Jun pegaba su nariz a mi cabello, mientras aún sostenía mi cintura entre sus brazos. No tenía ni idea de que procesar primero. El por fin sentirlo físicamente, su cuerpo, su rostro, sus manos, todo lo que siempre me había solamente podido imaginar, ahora lo sostenía entre mis propios dedos. Su aroma. Claramente se había bañado en loción antes de llegar. Pero era exquisito, era adictivo. Si es que tenía algún perfume sobre él, tenía que tener una botella por siempre en mi armario. Me temblaba absolutamente cada músculo en mi cuerpo, y Jun lo pudo percibir automáticamente.

​

- "Min-ah, no pasa nada... jajajaja mírate! Estás temblando." - Me dijo, mientras comenzaba a soltarme, y ahora no tenía otra alternativa... más que verlo de cerca directamente a sus ojos.

​

- "Jajaja también estás nervioso! Mira lo rosado que estás en tus mejillas.."- Realmente lo estaba. Me dio tranquilidad el saber que probablemente él estaba igual que yo por dentro.

​

- "Jajaja no sé de qué me hablas..." - Dijo mientras evitaba verme directamente a los ojos..... y aún sostenía mi mano con la suya.

"Ven aquí de nuevo." - Me abalancé de nuevo a sus brazos, Para que él me recibiera de nuevo. 

​

- "No puedo creer que estés aquí. ¡En verdad eres real!"

​

- "Claro que soy... como te atreves a preguntar.... ¿¡COMO?! ¿¡Creías que hablabas con un robot o algo por el estilo?!"

​

Ambos carcajeamos juntos al fin. Pasamos minutos admirándonos sin dar un paso más dentro del departamento. El tono de sus ojos de cerca con las luces adecuadas era el café más bello que había visto. El tono de su piel, su sonrisa, todo era tan tierno, todo tenía la capacidad de hacerme sonrojar de manera inmediata. Momentos después, Jun me tomó por la mano nuevamente y me llevó a la mesa de la cocina. No podía dejar de estúpidamente admirarlo por todo el tiempo. Fue hasta en ese instante que pude notar que tenía uno de sus relojes de mano favoritos. Era su Bulova dorado. Recordé que leo elegimos juntos durante una de nuestras muchas videollamadas cuando Jun apenas comenzaba a sorprenderme con toda su fortuna. Ahora... ya era algo común. Se sirvió un vaso de agua, y comenzamos con nuestra plática.

 

El viaje, mi salud, mi sentir, como estaba, que había comido, todo lo que hablamos por un largo rato se concentraba en el desarrollo de todo mi día. A cambio, le pregunté sobre sus juntas del día, sobre su próxima participación en el musical de Xcalibur, y claro me recalcó nuevamente que era un trabajo que había aceptado con el único objetivo de hacerme feliz a mí. Sintiéndonos mucho más cómodos, Jun abrió varios cajones de Myung, sacando varias bolsas de frituras, después rodeó la mesa para sentarse a mi izquierda, me mostró su celular en donde ya tenía pequeñas grabaciones de las canciones de Xcalibur.

​

Creo que esta fue la canción que me convenció sobre todas de hacer este musical.

​

Ah, ¡pensé que había sido yo!

​

Jajajaja además de ti. - Comenzó a reproducir un fragmento de la canción, llamada 'En tiempos como estos'.

​

¿Sabes? En esta parte el rey Arturo le pregunta a Guinevere si cree en el destino, pues no cree que sea una coincidencia que ellos se hayan conocido justo después de que él encuentra su destino como el verdadero rey después de sacar la espada de la piedra... -

 

Mientras la tonada aún sonaba, Jun interpretó un pequeño fragmento para mí. Pude entender una parte de la canción a la perfección....

00:00 / 03:10

'Eres una persona enviada del cielo, así que no es coincidencia.. que nos conocimos así...'

 

No respondí nada. Unicamente dejé mi mirada fija en él. Había apreciado su voz cientos de veces, pero nunca en persona. Era aún más cautivador de lo que me pude imaginar. Jun esperaba una respuesta después de su corta interpretación, volteó su mirada hacia mí, para darse cuenta de que yo ya lo estaba mirando desde antes. Aún sentado en la silla Jun me veía hacia abajo, recordándome que era más alto que yo. Paró de cantar y solamente dejó su mirada fija sobre la mía. Estoy casi segura de que mordí mi labio por la esquina derecha, y él volteó el torso completo hacia mí.

​

- "Ah.. Jun.. Yo..."

00:00 / 03:12

No pude completar mi frase, pues en menos de un segundo, los labios de Jun ya se habían colocado sobre los míos. También sus manos ahora impulsaban mi nuca hacia adelante. Mi cuerpo automáticamente tomó sus brazos por la muñeca. La respiración de ambos comenzaba a acelerarse, pero ninguno movía los labios hacia ningún lado. Después de tronar los labios sobre los del otro, abrimos un espacio de solamente centímetros entre sus ojos y los míos. Intercambiando miradas a esperas de que el otro hiciera algo más... y en el instante donde comenzó a sentir que las puntas de sus dedos comenzaban a separase de mi, incliné con fuerza mi rostro hacia adelante para regresarle el beso. Con intensidad, con hambre, con pasión desesperada.

 

Ahora sus dedos presionaban nuevamente con fuerza la parte detrás de mi nuca. Podía percibir el latir de su corazón incluso sobre la ropa que nos cubría. O probablemente era mi pulso. Adrenalina corría por todo mi cuerpo, hacía cosquillear mis nervios desde mis hombros hasta las palmas de mis manos, que ahora jugaban con el cabello de Jun. No nos dábamos espacio para respirar, cada instante que abríamos la boca, la lengua del alguno conectaba deslizándose con la otra. Sus labios, que en un principio se sentían suaves como terciopelo, comenzaban a ser más agresivos que los míos. Casi sin despegarse de mi, Jun se levantó del banco, y ahora continuábamos con nuestro beso con más estatura de distancia entre nosotros. Sin intentar decir la más pequeña palabra, Jun bajó sus manos a mi cintura, y con toda la firmeza que tenía en sus brazos, me levantó con facilidad para sentarme en la mesa que estaba a lado nuestro. Cuando intentó sentarme, yo ya había entrelazado mis piernas en su cintura, y mis brazos en su cuello. Mi pequeño vestido negro se comenzaba a subir de su posición original.

 

Y mi posición ahora me permitía sentir el cuerpo completo de Jun... quién me demostraba ahora también físicamente que estaba disfrutando esto tanto como yo. La virilidad de este hombre me decía a gritos que tenía tanto deseo como yo de al fin culminar todos los juegos que comenzamos a distancia. La elevada intensidad del momento aumentó aún más cuando Jun comenzó a morder mi labio inferior, causando así la salida de diferentes sonidos de placer y dolor de mi parte que automáticamente dieron inicio a los suyos propios. A pesar de que ya los había escuchado antes.... tener a Jun haciendo eco en el interior de mi propia boca era un éxtasis totalmente nuevo.... Y antes de que pudiera comenzar a desabotonar toda su camisa... Jun se detuvo. Yo continuaba sentada en la mesa con mis piernas rodeándolo, y Jun inclinó su frente en la mía, de manera que regresamos a la misma posición visual antes de que comenzara el beso.

​

- "Min-ah..." - Me dijo, mientras acariciaba mi rostro con ambas manos. - "No puedo... no, no quiero.... No puedo."

​

- "¿A que te refieres? No es nada que no hayamos hecho antes..."

​

- "No, no me refiero a eso... ven aquí." - Se separó gentilmente de mí, para ahora cargarme hacia el sillón blanco en medio de la sala de Myung.

​

- "Min-ah... No... no me malinterpretes. Solo.. no quiero que pienses que... que para esto te traje aquí."

​

- "Jun, no entiendo..."

​

- "Min-ah, por favor, sólo mírate. Eres hermosa. Tu cuerpo, tu cabello, tu rostro, tu sonrisa, tus ojos... Tu belleza... te aseguro que todos los hombres que te han visto ya en esta ciudad no han podido despegar la mirada de tí."

​

- "mmhhh... y por eso mismo.... ¿No quieres que hagamos nada...?"

​

- "No es eso. Min-ah, yo te busqué desde un principio. Te envié mensaje porque tu belleza me dejó atontado. Y ahora estás aquí y me siento como un enfermo porque no pude aguantar ni siquiera las ganas de besarte. Y no... no quiero que pienses que sólo por eso estamos juntos aquí."

​

Sus palabras comenzaban a tener sentido, por más extraño que fueran.. Pero... entonces eso significaba que a Jun le ganaba más el deseo por mi.. ¿que cualquier otro sentimiento?

 

- "Jun, no.. no tienes porque sentirte mal, no eres el único que tiene ganas de más con el otro."

​

- "Pero tu eres mucho más para mi que eso. Y no quiero que pienses así de mí. Y el tenerte aquí, que solo estés así para mí.. me hace sentir que me aprovecho de mi suerte, de tí."

 

- "Jun no pensaría así de tí jamás... además, no se cuantas veces voy a tener que demostrarte que te equivocas. Y... somos nosotros."

​

- "Dime, ¿desconfías de mí?"

​

- "No..."

​

- "Jun... sin importar lo que pase el día de mañana.... Estamos aquí, tu y yo ahora." - Mientras dije esas palabras, una ola de realidad se abalanzó sobre mí. - "Jun, no te estoy exigiendo amor eterno. Puede que sea extraño, puede que no esté bien... pero me tienes en tus manos. Me has tenido en tus manos desde el primer día que intercambiamos mensaje. Tú tienes el control aquí. Y pase lo que pase entre nosotros... no te exige la luna y las estrellas. Sólo quiero disfrutarte aquí y ahora, y que tú me disfrutes a mí de la misma manera."

​

Jun levantó la mirada de sorpresa hacia mí, pues creo que dí en el clavo de aquello que ambos sabíamos profundamente. Que un 'nosotros' era muy improbable, y que Jun no me podía ni quería hacer promesas falsas... pero no me podía importar menos, pues lo único que deseaba esa noche era.. a él. Me levanté de mi lugar para acariciar su oreja con suavidad y plantearle ahora otro beso suavemente sobre sus labios, el cual aceptó sin hacer protesta alguna. Jun volvió a sentarme a su lado, y ahora se recostó a lo largo del sillón, colocándome a su lado, de manera que ahora me abrazaba por la espalda acostados y yo no podía verlo directamente al rostro.

​

- "Min-ah.... aún no has entendido." - Me dijo al oído, mientras acariciaba con ternura la parte superior de mi cabeza. - "Crees que tienes todo mi mundo en tu comprensión pero no es así. Con todas las mujeres que me he relacionado se bien que quiero, que espero y que les puedo prometer.. Pero tú... tú me haces sentir como si hubiera una excepción a todas mis reglas. Y no me gusta. Eres un peligro para todo lo que he construido, y es injusto que te exija solo para mi cuando no se que hacer." - Esa declaración era lo que había estado esperando por meses. Me provocó la sonrisa mas grande del mundo. - "No te puedo prometer más que una sola cosa.... Que no te irás con las manos vacías. Te lo juro. Y después hablaremos de todo lo demás. Pero entiende por favor, que no eres un objeto, que no eres solo una más en una lista para mí."

Mientras colocaba todo mi cabello a lado de mi cuello para que no abarcara todo el rostro de Jun, él comenzó a cantarme en el oído, 'Love in the ice' una vez más. Todos estos elementos, sus brazos alrededor de mí, su voz, el calor de todo su cuerpo en mi espalda, incluso hasta la luz y la vista del departamento de Myung, se mezclaron para que me arrullara y cayera en el más profundo de los sueños entre sus brazos. 

​

.....

​

El sonido de tocar en la puerta me despertó hasta la mañana siguiente. El sol apenas comenzaba a asomarse por el ventanal, y una gruesa cobija color vino me cubría en el sillón. Me levanté para atender la puerta, y al abrirla estaba en el piso una caja enorme de flores de diferentes tipos, con una pequeña nota a su lado.

 

'Buenos días hermosa, apresúrate porque hoy tienes un largo día. - J.'

​

Llevé mi caja de flores al departamento, y al dejar que mi cerebro funcionara a esas horas de la mañana, confirmé que Jun ya se había ido, aunque no noté a que hora. Al regresar al sillón encontré mi teléfono en la mesa de centro y me sentí aliviada al haber despertado justo a tiempo para irme a la oficina. 6:40. Sin embargo, antes de comenzar mi día me tuve que quedar unos segundos sentada contemplando el amanecer, intentando digerir totalmente que sucedió anoche. Jun había estado aquí, habíamos estado juntos, hablamos, nos besamos, casi... no pasó más. Dormimos abrazados. Estaba despertando de haber dormido en los brazos de Jun. y ya era otro día. Le envié un mensaje antes de caminar hacia la regadera.

​

- "Buenos días Jun... ¡Gracias por mis flores! Son hermosas. ¿A que hora te fuiste anoche?"

​

Jun me respondió hasta que ya estaba lista, bañada, arreglada y preparada para salir por la puerta.

​

- "Buenos días Min-ah... Nos quedamos dormidos juntos anoche, tuve que salir rápidamente al cuartel, quizá a las 6 de la mañana...? Quería despertarte pero estabas profundamente dormida."

​

- "Jajaja lo hubieras hecho. ¿Tienes muchas actividades para hoy?"

​

- "Si, estaré un poco ocupado, ¿tienes juntas hoy cierto?"

​

- "Así es, ¿nos enviamos mensajes más tarde?"

​

Por favor.... Necesito esos mensajes en mi día.

​

Tenía que apresurarme, a final de todo, se supone que esto era un... viaje de trabajo. Aunque me la había pasado mi primer día haciendo todo menos trabajar, tenía que dedicarme totalmente a ello. Miré la dirección en donde estaba mi oficina para marcar una ruta en transporte público... aunque... mhh.

 

No lo sabía. Sería mal momento para.... No. Pero, y ¿porque no? Nunca lo había hecho, y aunque dijera que no, estaba dispuesta a pagar por ello..... ¿Qué podía perder?

​

- "Jun, ¿estás disponible? Me gustaría pedirte un favor...." - Presioné el botón de enviar con un tanto de confianza.

​

- "¿Que sucede min-ah? ¿Está todo bien?"

​

- "Si, si, todo bien... Solo, quería saber si sería posible que me ayudaras a llegar a mi oficina.... Necesito un transporte..."

​

Jun leyó el mensaje, pero no me respondió. No era un hábito extraño, muchas veces que estaba grabando algo me dejaba en 'visto' un par de horas antes de responderme nuevamente. En fin, que le podía hacer.

 

Ya estaba lista para partir cuando sonó el teléfono del departamento de Myung, el que conectaba directamente con la recepción. Tuve que regresar corriendo para atenderlo, ya que Myung aún no había regresado.

​

¿Si?

​

- "Buenos días." - Respondió una amable voz del otro lado de la llamada. - "Habla la recepción. Solamente es para confirmar su servicio de automovil para la señorita Kim. Cuando guste ya puede bajar, solo no olvide indicarle la dirección a su chofer, o me la puede proporcionar a mi ahora para tener su ruta previamente."

​

- "Oh, entiendo." - No pude evitar sonreír. - "No se preocupe, yo se la diré al chofer. Muchas gracias, buen día."

​

Me mordí el labio con satisfacción antes de salir por la puerta del departamento.

 

El tráfico en las calles de Corea era drásticamente diferente a las mías propias de regreso en mi ciudad. El chofer me recordaba ligeramente al señor Choi, confieso que lo extrañaba un poco. Pero la ciudad era hermosa, y estaba disfrutando de cada pequeño segundo en ella. Al llegar a las inmensas oficinas centrales de la empresa para la que trabajaba, me enamoré perdidamente de sus instalaciones y su personal, todos claramente enfocados en hacer bien su trabajo, manteniendo en alto el nombre de la empresa, como muchos otros lo hacían en Corea del Sur. Nuevamente tuve la oportunidad de reunirme con mis compañeros de trabajo y jefes, para presentarnos ante el equipo de Corea, para proseguir a continuar con trabajo todo el día.

 

Mientras explicaba las diferentes estrategias de ventas que teníamos programado implementar en un futuro cercano para el mercado latinoamericano, me percaté de que hasta en estos aspectos le comenzaba a aprender a Jun. Los hombres de negocios coreanos eran como tiburones, solo esperando a encontrar la más mínima apertura para comenzar a bombardear con preguntas sobre el estado del programa de mercadeo, analíticas de ventas, manejo de redes sociales, sitio web, abarcaban todo. El tiempo se me fue con tal rapidez que perdí un poco el hilo de cuantas horas llevábamos dentro ya, pues hasta habíamos almorzado todos juntos en esa sala del juntas. La comida era deliciosa. Sentí un inmenso nivel de satisfacción al caer en la cuenta que... sin importar nada fuera de ese edificio, me sentía en mi elemento. Aún era yo, a pesar de que anoche me había aventado al 100% en Jun, tanto en cuerpo como en corazón, aún era la misma Brenda, o Yu-Min. 

​

En el último descanso del día revisé mis mensajes y Myung me había bombardeado de algunos, preguntando como había sido la noche anterior, como me sentía y si no necesitaba terapia después de haber estado con Jun. Hasta carcajadas me sacó con sus mensajes. Al final de todos, preferí llamarle para explicarle, y todo iba funcionando bien hasta el momento en el que le confesé que no habíamos hecho... más que besarnos y dormir abrazados. Creo que el infarto mas grande le dió a él y no necesariamente a mí. Así que me estableció que saliendo de la oficina teníamos que salir juntos a tomar algo, o a cenar algo. Esto me dio la oportunidad perfecta para escapar de la reunión con Soju que estaban ya contemplando mis nuevos y viejos compañeros de trabajo, y no tenía intención alguna de ponerme a beber para no recordar nada con ellos, mucho menos cuando ya estábamos formalizando nuevos negocios con Corea, y.. cuando tenía a Jun cuestionándome de por medio, no valía la pena el riesgo.

 

Después de tomar mi bolso y mi abrigo, esperé el mensaje de Myung que me indicaba que ya era momento de bajar a su coche.

Me coloqué nuevamente los lentes que me había dado Myung anteriormente, y fue una buena decisión, ya que quizá la discreción no era uno de los fuertes mas grandes de mi amigo, pues fue a recogerme en un coche Porsche, mientras él mismo iba al volante. Al momento de subirme, solamente me saludó acariciándome la cabeza como si fuera una mascota, y siguió manejando, pues también estaba llamando por teléfono. Usando sus dos manos al volante, pues solamente con los audífonos se comunicaba con la persona al otro lado de la llamada. Antes de que pudiera decir algo, Myung me hizo señas de que guardara silencio, y así lo hice.

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- "No, no podemos hacer la gira en esas fechas... No tenemos recintos disponibles.... Ok... Si, entiendo, ¿entonces cuando la quiere hacer?... Contemplemos un cambio de fecha.... Junsu para ese entonces ya va a salir de su servicio militar..."

​

Ah, ¿entonces era una nueva gira para él?

​

- "Platicalo con él. Intenta convencerlo de que Sapporo es nuestra mejor apuesta por ahora. Ok... Gracias.... "- Y colgó la llamada.

​

- "Ah-ja. Entonces ya están trabajando en una nueva gira." - Le dije mientras se quitaba los audífonos.

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- "No, bueno fuera que tu novio quisiera salir de gira para Japón. Además, mejor te diría a ti que lo convencieras.."

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- "Jajaja... que gracioso eres. ¿Entonces?"

​

- "Es Jaejoong. Ya es momento de que se presente en Japón de nuevo y solamente estamos teniendo problemas con fechas y lugares."

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- "Ah... de Jaejoong...."

​

- "Así es, aún no lo conoces verdad?"

​

- "Uhhh... no realmente, lo vi en una fiesta, creo que de la empresa, pude saludarlo solamente.

Algún día, quién sabe. Si siguen discutiendo los 3 tanto como lo han hecho últimamente no se cual sea la posibilidad de que lo conozcas."

​

- "Mmmmh..." - Solamente asentía con la cabeza. - "Pero a quién le importa. Ahora ya dime!! ¿Cómo es posible que no hayan aprovechado mi departamento anoche? Me llenan de decepción."

​

Jajajaja tranquilízate. No fue nada... no lo sé, quizá tienes parte de razón y Jun si esté mas interesado en mí.

​

¿Eso fue lo que te dijo?

​

Fue lo que me dio a entender.

​

¿¡Pues está bien no?! Al fin tiene el valor de decirte las cosas de frente.... ¿Y bueno? ¿Ahora qué más va pasar?

​

No lo sé, ahora sigo esperando su mensaje....

Quizá no tengas que esperar mucho tiempo.

Ja, ¿Que se supone que significa eso? Oye por cierto, ¿se supone que vamos a cenar? - Myung no me respondió, y solo seguía manejando - Myung myuuuungg... ¿que ya tantas aventuras te han dejado sordo? A donde.... -

 

Myung me sonrió, y con la mirada y cejas me indicó que viera hacia adelante.

Y

o no voy a cenar, pero tú si. Vengo a dejarte.

 

La torre estaba frente a nosotros.

​

Myung.. que estás.... Me estás llevando a.... Estás loco.

​

Así es pequeña, vamos a Signiel. O bueno, tu vas a Signiel, creo que eres la única con autorización a pasar.

​

Me estaba dando nuevamente un ataque de pánico y emoción al mismo tiempo. Hasta grité un poco de felicidad dentro del coche, cosa que causó mucha gracia y ternura para Myung Myung.... Nos seguíamos acercando y la adrenalina comenzaba a recorrer nuevamente todo mi cuerpo. La torre era enorme. Desconocía si era un rascacielos como tal, pero definitivamente parecía ser uno. Mientras más nos acercábamos, más grande e iluminada se veía la torre misma. Y de noche brillaba aún con más resplandor. Myung ingresó al edificio por medio de un estacionamiento que parecía privado, pues a lo lejos se veía otra entrada diferente para automóviles donde había mas gente, mientras que en esta puerta solamente era una camioneta negra frente a nosotros y nosotros.

 

Myung no estaba exagerando ni bromeando cuando me advirtió que la seguridad de Signiel era considerablemente más elevada que en su mismo departamento. Habían guardias de seguridad en diferentes puntos en una sola entrada, y todos los coches pasaban por una caseta de seguridad en donde el guardia les preguntaba a donde venían y les pedía una identificación oficial. Incluso conmigo, mi pasaporte me dio entrada, pero era difícil de creer que incluso en coches como la camioneta frente a nosotros o el mismo Porsche de Myung tenían que identificarse las personas. Estando dentro del edificio, incluso el estacionamiento lucía como un establecimiento de gran valor. Eran pisos hacia arriba y hacia abajo, de granito blanco hasta para los coches. Nunca me podría haber imaginado que el lujo del lugar llegaría a tal magnitud. 

​

Dimos vueltas por algunos minutos en el lugar hasta que dimos con el elevador indicado, el cual Myung me indicó era el mío. 

​

Min-Min... has llegado. 

​

Aaaaaja. ¿Y que se supone que tengo que hacer o a donde voy?

​

Jajaja, entra al elevador, y ve directamente al lobby. Allí puedes decir que vas al piso 74..

 

¿!SETENTA Y QUE?! 

​

74. Ellos sabrán a dónde dirigirte. 

​

Tenía acaso algo mal dentro de sus facultades mentales? O más bien, Jun? Quién podría vivir en un piso 74 de un rascacielos? No me daban temor las alturas, pero... siendo mexicana, cualquier cosa que tuviera mas de 40 pisos en un territorio tan sísmico como el mío, era poner mi vida en riesgo. Después de titubear muchos minutos Myung básicamente me empujó afuera del automóvil para que entrara al elevador. Ya me sudaban las manos de nuevo y no precisamente por Jun. Sino por la altura del lugar. Le hice caso a Myung e ingresé al lobby, el cual afortunadamente era sencillo de ubicar entre todos los botones del elevador. Donde todas las mujeres y hombres que trabajaban allí me saludaron con una formalidad impresionante, una vez más la calidad del servicio, y sobre todo de lujo, en Corea, era increíble. En el momento en que les dije a que piso iba, me abrieron las puertas del elevador y me ayudaron a presionar el botón.. Y comenzó mi viaje sola por el ascensor. Extrañamente... me sentía bien. Normal. Esto, a pesar de que era un lujo más, quizá el más impresionante, el más imponente, el más significativo de todos.... ya no me deslumbró como todos los anteriores. Quizá esta era mi reafirmación de que efectivamente ya comenzaba a acostumbrarme a esto. Sin embargo, si me sorprendió que todos me dijeron el piso, pero ninguno me dijo un número en específico de habitación. Después de otros segundos en el elevador, las puertas se abrieron, y casi de manera inmediata entendí porque nadie me había dicho con más detalle a dónde dirigirme.

 

El piso únicamente tenía 4 departamentos. Y Jun me conocía bien, pues entre algunos detalles que pude ver entre videollamadas, era el color de su puerta, y era la única en todo el piso que era color crema. Era demasiado cursi que ambos recordaremos este tipo de detalles. 

00:00 / 03:31

Caminé hacia la puerta. Sin titubear, sin intentar calmar mis ataques de pánico que siempre me habían dado. El estar aquí y ahora, me hacía sentir con más seguridad que nunca, a pesar de que realmente no sabía que me esperaba del otro lado de la puerta. Toqué la puerta de la misma manera que Jun tocó la del departmento de Myung. A los pocos segundos, se abrió con el mismo sonido electrónico normal, y del otro lado de la manija se encontraba la mano de Jun, y ese cosquilleo nuevamente regresó a todo mi cuerpo. Jun se limitó a sonreírme. 

​

- "Ya llegaste, bienvenida...."

​

No respondí, solamente entré al departamento. Y la cosa más curiosa del mundo pasó. Pues a lado de todos los lujos y comodidades que me moría por conocer, su sillón, su ventanal, todo lo que me había mostrado previamente... nada, absolutamente nada importó. Pues no lo dejé ni tomar una segunda bocanada de aire cuando nuevamente me había abalanzado a sus brazos. Jun me recibió y hasta hizo un poco más, pues me cargo nuevamente en sus brazos después de azotar su puerta de la entrada. Ni una sola palabra fue intercambiada. Jun caminó conmigo entre sus brazos a su sala de estar, en donde me recargó en contra del ventanal, donde ligeramente podía recargarme lo suficiente para que sus brazos quedaran libres para no cargarme todo el tiempo y acariciar mi cuello. Era un hábito al cual me podía acostumbrar... Y continué en donde me quedé la noche anterior. Comencé a desabotonar toda su camisa, y en medio del camino, una de sus manos firmemente me detuvo. 

​

- "Min-ah....."

​

Tomé su mano con aún más fuerza que él, cosa que lo tomó por sorpresa por como abrió sus ojos hacia mi. 

​

- "No Jun. Ya te escuché anoche, así que ahora es tu turno de escucharme a mí. Aquí estamos. Tu y yo. Y yo te deseo tanto como tú a mi. Y nada de lo que pase después de esta noche está bajo nuestro control. ¿Pero ahora? ¿En este instante? Tu vas a ser tan mío como yo tuya. Así que suelta mi mano. Ya."

​

Jun me regresó la mirada más seria y firme que le había visto en todo el tiempo que lo había conocido. Dio un paso hacia atrás, el mismo fue quién terminó de quitarse su camisa, y ahora regresaba a arrancar la mía. 

​

Al fin, ambos tuvimos la noche que siempre habíamos anhelado. 

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